La provincia de Valencia no se caracteriza por la presencia de acantilados rocosos en su línea marítima. Por ese, motivo los acantilados y las calas del Faro de Cullera son una “rara avis” de todo el litoral de la provincia. Para encontrar otras calas rocosas hay que desplazarse más al sur hasta la zona de Denia y el cabo de San Antonio o hacía el norte hasta el litoral de Benicassim.
Los acantilados del Faro de Cullera no tienen una extensión amplia, circunstancia que favorece a la hora de realizar un recorrido y visitar sus espacios en un día.
Al tratarse de una zona bastante tranquila a nivel de oleaje y profundidad, se puede considerar como un espacio cómodo para iniciarse en la práctica del submarinismo o del snorkel en cualquiera de sus acantilados.
En los meses de verano, siempre es recomendable el horario de mañana ya que el viento de Llebeig que se inicia a mediodía es el causante de que por la tarde se incremente el oleaje y la situación sea complicada a la hora de bucear en la zona.
No es recomendable la práctica del buceo en los días de viento de Levante o de Poniente. En el primer caso, el oleaje se puede manifestar de forma violenta y los riesgos se incrementan. Con el viento de poniente se produce una situación contraria ya que el viento y la corriente marina nos lleva hacía mar adentro y puede provocar situaciones de peligro.
Lo importante en todos los casos es seguir las recomendaciones marcadas por las banderas de las playas y consultar la previsión meteorológica.
Aquí os incluimos un vídeo que muestra este conjunto de calas que en ocasiones son desconocidas para los propios habitantes de Cullera.
Sí eres de los que buscas una cala para pasar un día de playa de forma tranquila, te indicamos las siguientes calas que puedes encontrar en el Faro de Cullera de Sur a Norte.
Cala Blanca o Cala del Faro
Se trata de una cala tan urbanizada que incluso se la conoce como playa del Faro. Tiene una extensión reducida de apenas 140 metros y una anchura de 18 metros. La cala está formada por arena fina. En ambos lados nos encontramos con acantilados que nos permiten bucear y contemplar la fauna marítima.
Desde la cala se puede nadar hacía el sur para llegar hasta los acantilados de la isla de los Pensamientos y al norte por los acantilados del Faro. Sí sabemos nadar bien y movernos a nivel de buceo, se puede llegar hasta la parte litoral de las cuevas del Dragut. La cala Blanca o cala del Faro tiene un paseo marítimo que permite un cómodo acceso así como restaurantes y bares para disfrutar de la estancia. Es una cala que cuenta con servicio de socorristas durante el verano.
Cala Rocosa
A diferencia de la anterior, no se encuentra urbanizada y para llegar a ella es necesario realizar un recorrido por los acantilados del Faro. La cala rocosa se encuentra al sur del Faro de Cullera y es la más próxima a dicha edificación.
Para llegar a ella, se puede acceder desde la carretera o también desde un camino que parte desde los apartamentos Cala Rocosa que se encuentran en las proximidades del antiguo caserío del Faro. Desde los apartamentos se puede ver la cala y se llega a la misma por un camino suave y con una ligera pendiente.
Habitualmente, la cala no tiene superficie de arena que nos permita depositar nuestro equipaje junto al mar. Desde las rocas de la cala se accede al mar de forma sencilla y rápidamente se comprueba la poca profundidad.
El oleaje ha provocado una acumulación de arena importante y no existe más de 1,5 metros de profundidad. Es una cala muy cómoda que permite desde la misma bucear por los acantilados próximos, donde el desnivel ya resulta más importante y la diversidad de fauna mayor.
Calas al norte del Faro
Al norte del Faro, en la zona comprendida hasta el Dosel, nos encontramos con pequeñas calas de muy reducido tamaño. Se trata de calas que tienen un espacio mínimo y que pueden aparecer según el oleaje existente en la zona. Por las mañanas en los días de verano son el escenario ideal para disfrutar de ellas.
Los entrantes de los acantilados han permitido pequeñas acumulaciones de arena que en los días de una mar tranquila posibilitan el acceso y disfrute del mar.
Para llegar a estas calas debemos de acudir al paseo existente junto a la carretera y tomar un sendero que nos deja descender hasta los acantilados. Al tratarse de unos acantilados de pendiente suave, se puede bajar de forma cómoda hasta llegar al mar.
Sí te gusta el buceo y disfrutar de la zona de rocas, es el espacio recomendable para pasar un buen día junto al mar. En ese recorrido, puedes observar los entrantes que ha producido el mar y las acumulaciones de arena que forman pequeñas calas.
Al igual que para el resto de calas, las jornadas matutinas son las más recomendables en los meses de verano, ya que por las tardes con la brisa del Llebeig hay un oleaje que puede hacer más complicada nuestra visita.
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