La Ermita de la Virgen del Carmen, más conocida como Ermita de los Navarros o San Fermín de los Navarros se encuentra en la zona residencial del Faro, anexa a la moderna parroquia de San Vicente Mártir, cuya apertura al culto propició el cierre de la vieja ermita.
Acceso
Se puede acceder a la ermita desde el final del Paseo de la Farola, tomando la calle que sale a la derecha, llamada calle Ermita-Torre del Cap. Otro acceso es desde la primera plaza que encontramos al entrar en la pedanía del Faro. Desde aquí salen unas escalinatas que suben a la Cueva del Dragut y se desvían a la izquierda para llegar a la parroquia de San Vicente Mártir y un poco más arriba a la Ermita de los Navarros.
Su historia
El origen de la advocación del Templo se explica en la leyenda que cuenta cómo el obispo Vicente fue perseguido, encarcelado y trasladado a Valencia donde sufrió todo tipo de martirios por orden de Daciano, el proconsul en España que ejecutaba las órdenes de los emperadores romanos de principios del siglo I, Diocleciano y Maximiano, quienes pretendían exterminar la religión cristiana.
Según la leyenda, después de torturarlo hasta la muerte, su cuerpo fue metido en un odre y arrojado al mar en Valencia atado en una rueda del molino (de ahí el sobrenombre de la Roda) y rescatado del mar en la playa de Cullera, iniciándose el culto al santo mártir en éstas tierras.
La denominación de la Ermita de los Navarros se debe a su constructor, Nazario Carriquiri, banquero, ganadero e industrial de origen navarro que en 1851 era contratista en las obras del muelle para descargadero y extracción de materiales del puerto de Valencia, y de los obreros que le acompañaron. También se sitúa a este empreasrio en los trabajos de construcción de un puerto en la rada de Cullera.
Construcción y reconstrucción
La ermita fue construida en el siglo XIX y restaurada recientemente, en el año 2007. Se trata de un templo de reducidas dimensiones, levantado sobre un profundo desnivel, al que se accede por una empinada rampa. Su planta es de cruz griega y cuenta con dos saledizos laterales que albergan sendos altares. La construcción está realizada con mampostería enfoscada y encalada. El cuerpo central, más elevado, se cubre con tejado piramidal, y los laterales a tres aguas, todos con aleros amplios. La puerta es adintelada, con vano de medio punto acristalada, al igual que las ventanas. En su parte delantera, el tejado soportaba una sencilla espadaña sin campana, que se ha eliminado en la restauración.
El interior, también rehabilitado y dotado de una decoración sobria y elegante, presenta un altar junto a la pared, con una hornacina que acoge la imagen de la Virgen del Carmen con el Niño en brazos. En los cuerpos laterales existen imágenes de Santa Gema y San Fermín.
Durante la época de su construcción, la zona de montaña donde se ubica estaba deshabitada, puesto que el acceso desde Cullera era muy difícil. No sería hasta la construcción de la carretera que debía llevar al Faro, situado a unos 200 metros al Norte de la Ermita, cuando se llevaría a término el proyecto. Sabemos que el Faro de Cullera entró en funcionamiento el 1 de agosto de 1858, unos años después de construir la Ermita. Lo cual nos lleva a pensar que la construcción fue simultánea.
Visita
Actualmente la Ermita está rodeada de modernos edificios turísticos. Durante mas de 40 años estuvo cerrada, abandonada y en rápido proceso de deterioro, pero en 2007 fue totalmente restaurada a expensas de un veraneante de la zona, encontrándose hoy en un perfecto estado tras ser bendecida por el arzobispo de Valencia el 15 de septiembre de ese año.
El Templo no está abierto al público, pero se puede acceder previa solicitud de cita en la Parroquia de la Sangre de Cristo de Cullera. Merece la pena visitar este pequeño templo y disfrutar de las excelentes vistas que se divisan desde el mirador junto a la Ermita.
Deja una respuesta Cancelar la respuesta