Nos situamos en 1956 cuando una empresa llamada COVIADE (Construcciones, Vías y Autopistas de España S.A) presenta su plan de urbanización de Cullera. Se trata de un proyecto que finalmente no se llevará a término y será conocido por los habitantes de Cullera como “La maqueta“.
Antes de conocer mejor el plan de Coviade es interesante tener un contexto de la situación española y en particular, de la zona de Cullera.
El precedente de Benidorm
Es difícil entender el proyecto de Coviade para Cullera sin analizar lo que había ocurrido unos años antes en Benidorm.
En 1951, Pedro Zaragoza Orts se convierte en alcalde de Benidorm, ya que además de ser originario de esta localidad, tiene una vinculación con los grupos de la Falange y las JONS que le permite ser nombrado alcalde de este pequeño pueblo de pescadores. A partir de ahí, se inicia una transformación que será pionera en España. En 1956 se aprueba el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Benidorm, siendo el primer documento de estas características que aparece en España. Ya desde finales del siglo XIX y sobre todo en los años 20 del siglo XX, se habían creado unos pequeños hoteles en la zona de Benidorm. Pedro Zaragoza ve las posibilidades del turismo como sector que puede propiciar el desarrollo económico de su localidad. Toma como referencia los modelos urbanísticos del ensanche de Barcelona y la Promenade des Anglais de Niza para crear un plan urbanístico donde inicialmente se plantea una ciudad jardín, similar a las localidades de la costa azul francesa. La playa es el elemento estrella para utilizar el turismo como impulsor económico de una zona que en esos momentos solamente se sostenía por la actividad agraria y pesquera. Para poder desarrollar ese modelo urbanístico era necesario expropiar terrenos agrícolas para transformarlos en urbanos y desarrollar un conjunto de viales, así como garantizar el suministro de agua para las futuras construcciones. Con un municipio de apenas 2.500 habitantes y pocos recursos económicos, era necesario convencer a los propietarios agrícolas sobre las posibilidades que podía suponer esta transformación urbanística.
El alcalde Pedro Zaragoza creo una campaña de marketing para promocionar el cambio de su municipio. La campaña “Así será Benidorm” se convierte en un símbolo del cambio urbanístico de la ciudad y sirve como atracción para futuros visitantes. A partir de ese momento, este pequeño pueblo pasará en diez años a tener más de 12.000 habitantes censados y recibir a miles de visitantes, convirtiéndose en una referencia europea de destino turístico de sol y playa. Posteriormente, el inicial plan urbanístico de Benidorm será modificado en 1963 para aumentar el volumen de edificabilidad en altura y desarrollar un modelo de ciudad vertical tan característico. La transformación experimentada por Benidorm en tan poco tiempo será una referencia para que otros municipios de la costa española vean sus posibilidades de cambio.
El plan de Coviade
La década de los 50 del siglo XX se inicia con unos cambios claves en la sociedad española. Con un país hundido en la posguerra, sumergido en la carestía y ahogado en el modelo económico de la autarquía. Los acuerdos de 1953 entre Estados Unidos y España representan la oportunidad de iniciar la integración en los países occidentales y su desarrollo económico tras la segunda guerra mundial. La posibilidad de acceder a créditos bancarios para el desarrollo, así como la eliminación de trabas para el acceso a la tecnología, junto con la apertura de las fronteras, son medidas para entender todos los cambios que se inician en España. Y, todos ellos, se comprenden mejor para asimilar la transformación del territorio que se inicia a partir de estas fechas.
El 10 de diciembre de 1956 en una sesión del M.I.A. de Cullera se establece el convenio con la empresa COVIADE S.A. En el punto 2º se establece “Autorizar y encargar al mismo peticionario (COVIADE) el estudio, redacción y presentación a este Ayuntamiento del Plan General de Urbanismo de esta ciudad y los parciales y anteproyectos correspondientes” mientras en el punto 4º se “concede como plazo para la presentación de los documentos el treinta y uno de mayo de mil novecientos cincuenta y siete; si no fueren presentados dentro de dicho período, se entenderán sin efecto todos los derechos y obligaciones que en este acuerdo se reconocen”
En 1957,se constituye una Comisión Especial de Estudio, para la explotación del Monte de Cullera y de las relaciones jurídico-administrativas existentes entre el Ayuntamiento y la empresa COVIADE. S.A. Entre el mes de Junio y Julio de 1957 se presenta el proyecto con una exposición de planos y maquetas en el salón de sesiones del ayuntamiento. También se publican anuncios en los medios de comunicación de la provincia sobre la idea que se quiere realizar. La exposición con la maqueta del plan de COVIADE dura un mes y causa un fuerte impacto en la población local de Cullera por el cambio que suponía en el paisaje local. En esa misma exposición se repartían folletos sobre sus características y se permitía recoger las alegaciones contra el PGOU.
¿Qué sabemos sobre COVIADE? Pocas noticias hay sobre COVIADE y su impulsor L.J.F. Nagode. Hay una noticia un tanto extraña, ya que nos lleva a un periódico de Montreal (Canadá) Le Dimanche Matin (24 de Agosto de 1958) donde se habla de un proyecto de túnel en el estrecho de Gibraltar que promueve esta empresa. En la crónica, situada en Nueva York y distribuida por agencia, se indica que un americano llegado desde Madrid quiere impulsar un túnel en el estrecho de Gibraltar para unir Europa con África. Se explica que L.J.F. Nagode se encuentra en EE.UU. para comprar maquinaria por valor de 20 millones de dólares para industrias españolas promovidas por el gobierno franquista. Posteriormente, el gobierno español le facilitaría a COVIADE la financiación que le permitiera urbanizar un tramo amplio de costa desde Valencia hasta Cullera. Con el dinero obtenido de las edificaciones y de una autopista de peaje, COVIADE tendría el dinero necesario para abordar el túnel en el estrecho de Gibraltar. Se puede apreciar que se tratan de unos proyectos que se sostienen financiándose entre ellos con una muy dudosa viabilidad y siempre con la necesidad de contar con el apoyo del régimen franquista.
Uno de los problemas para la puesta en marcha del plan de COVIADE son las reticencias de los propietarios agrícolas ante la compra o expropiación de sus terrenos. Sus dudas estaban planteadas ante el problema de recibir un precio justo en la expropiación por unos terrenos agrícolas que eran muy rentables en esos momentos. Dicha circunstancia se unía al coste generado por obtener unas plusvalías importantes, circunstancia que provocaba su desconfianza ante el proyecto.
Los promotores del plan de COVIADE inician una campaña para favorecer ante la población local la viabilidad de su proyecto y sobre todo, las posibilidades del turismo como nuevo motor de la economía local. Para ello se desarrollan unos actos de conferencias bajo el título “Urbanización y Turismo” que se celebran en el cine Aurora de Cullera y cuentan con el apoyo de la Jefatura Local del Movimiento. Para convencer a la población de Cullera interviene en ese ciclo de conferencias el ya conocido alcalde de Benidorm Pedro Zaragoza con una conferencia sobre “El turismo en nuestra región“. Otro de los intervinientes es el Secretario General de Prensa, Propaganda y Radio del Movimiento, Juan Carlos Villacorta con una conferencia titulada “Cullera, faro en el Mediterráneo”. Juan Carlos Villacorta era un periodista de Zamora vinculado a los medios de comunicación pertenecientes al Movimiento, que además se vinculará a Benidorm mediante la creación de su boletín donde ensalzará las actuaciones del alcalde, así como todo lo relacionado con el régimen franquista.
Para los promotores del proyecto resultaba clave difundir el apoyo del régimen. Para ello, en los folletos se resalta el apoyo de Franco al proyecto urbanístico y la importancia de su ejecución.
Otra de las cuestiones importantes era transmitir las posibilidades de desarrollo económico que suponía el plan. Aumentar el nivel de vida y propiciar el trabajo se destaca en los folletos junto al cese de la necesidad de emigrar. Así, el folleto dice “ningún hijo de Cullera tenga que abandonar a su familia y a su Patria para poder atender a sus necesidades“. Los valores tan propios del régimen franquista de patria y familia se vinculan al desarrollo del plan.
Ya hemos comentado anteriormente que uno de los problemas para la puesta en marcha del plan de COVIADE era conseguir eliminar las reticencias de los propietarios de los terrenos. Es ahí, donde sus promotores intentan explicar que la compra de los terrenos es justa, además de las posibilidades que confiere con el aumento de valor de dichos terrenos ante futuras actuaciones. Al ser unas explotaciones agrícolas muy rentables y sobre todo, porque todavía no se ve el turismo como una fuente de posible riqueza, los terratenientes locales rechazarán su puesta en marcha mediante alegaciones al plan y la búsqueda de apoyos para frenar su aprobación administrativa.
Características del plan
El plan de COVIADE establece como sistema de gestión la concesión administrativa en los entornos de la Montaña, la zona del Faro y Sant Llorenç. Para el resto de zonas, a excepción del casco urbano de la villa, plantea la denominada “Urbanización de Cullera” donde se aplican los sistemas de cooperación y compensación, siendo a elección de los copropietarios de los terrenos de cada polígono ser ejecutados mediante su solicitud por ellos mismos al Ayuntamiento.
La forma de gestión prevista era mediante la gestión pública directa para el casco urbano, la zona industrial y la zona correspondiente al margen izquierdo del Xúquer. Se establece la gestión pública indirecta para la zona alta del Faro, la zona alta de la montaña, zonas hosteleras, zonas de viviendas unifamiliares, zona de viviendas en bloques aislados y las zonas deportivas.
En el plan se indicaba que las zonas más importantes de intervención son la montaña, incluyendo sus estribaciones y sus llanuras próximas a la costa. Se establecen dos zonas de reserva sin intervención: la llamada Zona Norte, que comprende el terreno existente entre la carretera Natzaret-Oliva y las playas, y la Zona Sur desde el margen derecho del Xùquer en la playa hasta el futuro trazado de la carretera nacional.
Se definía una zona industrial contigua al río y frente a la antigua estación del ferrocarril. El plan de COVIADE configuraba una zona de ensanche que permitía ampliar el casco antiguo desde el puente de hierro hasta el nuevo puente que se debía construir en la Bega. Se plantea realizar una amplia zona deportiva en la zona existente entre la propia Bega, el casco antiguo urbano y la zona de Sant Antoni con un paseo central y una piscina junto a un gran campo de deportes.
El plan establecía unas zonas de defensa paisajística desde la carretera Nazaret-Oliva hasta el término de Tavernes. y dos zonas de explotaciones exclusivamente agrícolas, una de ellas en el Racó, que abarcaba la masa de huertos existentes, y otra en Sant Llorenç que incluía la falda de la montaña, la laguna y los huertos de naranjos colindantes.
Otra de las zonas donde el plan de COVIADE proponía una fuerte transformación era la zona de San Antonio. La actuación se dividía en cuatro partes: zona para viviendas en bloques de apartamentos, zona para viviendas en apartamentos unifamiliares, zona para espacio verde y de reserva y, una zona para infraestructura hotelera.
Las actuaciones residenciales en la zona del Faro se estructuraban en cuatro partes. Una de ellas mantenía el casco antiguo del caserío, dos zonas se definían para la presencia de infraestructuras hoteleras y otro espacio se diseñaba para la construcción de viviendas unifamiliares.
Para la zona de Sant Llorenç se establecía un uso de carácter sanatorial. Se creaba un edificio sanatorial de 300 plazas y a su alrededor una serie de edificaciones grandes y aisladas. También, se llevaba a término un saneamiento de los alrededores de la Bassa.
En la zona de la montaña, se realizaban dos establecimientos hoteleros y se repoblaba todo lo no edificado con dos importantes masas forestales.
A nivel de infraestructuras, el plan de COVIADE consideraba que los recursos de agua potable eran lo suficientemente caudalosos para no plantearse la apertura de nuevos manantiales. Se planteaba reformar toda la red de alcantarillado y la creación para la zona de la montaña. Llama la atención que se proyectaba la construcción de dos depuradoras, una de ellas junto a la escollera del Xúquer y la otra en la zona del Faro.
En lo concerniente a las infraestructuras de salud, se plantea construir un nuevo hospital junto al santuario del castillo que se complementa con la zona sanatorial en la zona de Sant Llorenç.
Otro de los puntos importantes del plan son las infraestructuras viarias. Se propone ensanchar y alinear la carretera del Faro. Se mejora la carretera desde la ermita de Sant Llorenç hasta el propio núcleo urbano. También, se proyecta una nueva carretera para llegar al Santuario y una carretera por la parte superior de la montaña desde el Faro hasta el propio castillo. Desde esa misma carretera se proyectan diferentes ramales por toda la montaña. A la vez, también se diseña otra vía por la cota de 50 metros de la montaña para dar servicio a las edificaciones previstas en la ladera sur.
Para un plan que tenía previsto alcanzar un desarrollo turístico y siguiendo las influencias vistas en las localidades de la costa azul francesa, se proyectaba un paseo marítimo, desde la escollera de desembocadura del Xùquer hasta la Isla de los Pensamientos.
La división de opiniones sobre el plan
Nos encontraremos entre los propios habitantes de Cullera opiniones enfrentadas sobre la ejecución del plan de COVIADE. Los mayores opositores son los propietarios agrícolas que ven con temor que se pierda gran parte de sus explotaciones por la nueva clasificación urbanística, Se criticará el plan y se buscará todo tipo de resquicio legal que permita anular su puesta en marcha. Luego, se encuentran las fuertes dudas hacía la empresa ejecutora del proyecto y su promotor, L.J.F. Nagode. En escritos dirigidos hacia otras autoridades locales se le acusa de “extranjero”, de ser una empresa todavía no constituida o que la misma ha sido creada con muy poca inversión. En uno de los escritos se manifiesta una clara oposición al proyecto con criticas propias de la guerra civil y manifestando esas corrientes existentes dentro del propio régimen franquista. Se dice que el plan de COVIADE obedece ” a una pretérita apetencia masónica comunista”. También se acusa a Nagode de que “no manifiesta nacionalidad ni su origen judío-polaco” además de indicar que “su vida privada de globe-troter en su permanencia en Cullera fue un escandalo“. Hay reproches hacía las autoridades locales por ser “endebles católicos enmarañados en el asunto, hábilmente manejados por masones y comunistas“. Si dichas criticas no son suficientes, se acusa al plan de COVIADE de “intentos de amagar propósitos anticatólicos y anti españoles y son secuencias de lentas elaboraciones y frustrados conatos de ejecución que ya en plena guerra de liberación, 1937, en este entonces feudo rojo-hoy inminente feudo rojo enmascarado-“
En el boletín oficial de la provincia de Valencia de 24 de junio de 1959 hay constancia de esa batalla legal contra el plan. Así, aparece un recurso planteado por el procurador don Miguel Mascarós Novella, en nombre de Antonio Inglés Campany, contra el acuerdo del Ayuntamiento de Cullera, fecha 28 de Mayo de 1958, requiriendo a “la empresa «Coviade, S. A,», para completar el plan de urbanización de dicha ciudad en la forma exigida por la Comisión provincial de Urbanismo”.
En 1959 en la denominada Falla de San José, situada en la plaza de España de Cullera, se realiza una falla dedicada a “la maqueta” de Coviade. El autor del diseño y de su construcción fue Enrique Torres, conocido por impulsar diferentes acciones empresariales y turísticas, siendo la más conocida la creación de las letras con el nombre de Cullera en la montaña. Según se indica en el llibret de las fallas de Cullera de 2019, esta falla constaba en su base de una torre octogonal en ruinas que simbolizaba a una Cullera en ruinas junto a una paleta de pintor que representaba las bellezas del municipio. En la parte superior había un cofre de oro que se trataba del tesoro que tenia la ciudad por explotar junto a una maqueta del plan de Coviade para urbanizar el litoral. La escena se completaba con un burro que simbolizaba a los habitantes de Cullera que mediante la utilización de sus patas impedía el desarrollo del plan urbanístico.
Es evidente que incluso con el tema de la falla se mostraban las dos posturas divididas existentes en ese momento en Cullera. Una parte de los habitantes relacionados con la producción agrícola que no estaban a favor de la urbanización de la costa frente a otros residentes que veían las posibilidades del desarrollo turístico de la zona por medio de la expansión urbanística.
El pleno del ayuntamiento del 19 de Julio de 1959
Se trataba del momento clave para decidir si el plan de COVIADE se ponía en marcha o se desestimaba. El 19 de Julio de 1959 se lleva a término el pleno del ayuntamiento donde se encontrarán posturas enfrentadas sobre el plan urbanístico. Una parte de los miembros de la corporación municipal, comandados por el alcalde y los apoyos del gobernador civil así como miembros de la Falange, son favorables a su puesta en marcha. Por otra parte, hay concejales y funcionarios del ayuntamiento que son recelosos ante el plan de COVIADE. Las posturas más negativas contra el proyecto de COVIADE se realizan desde los terratenientes agrícolas que son muy temerosos ante la perdida de sus explotaciones y su incredulidad ante los posibles beneficios urbanísticos. También los funcionarios municipales tenían dudas ante la falta de recursos económicos y humanos para poder abordar este plan.
En la votación en el pleno municipal quedará manifiesta esa división existente a la hora de ejecutar el plan de COVIADE. Se emitirán cuatro votos favorables comandados por el propio alcalde, frente a siete votos negativos del resto de la corporación municipal. Con dicha votación, el pleno del ayuntamiento de Cullera desestimará la puesta en marcha del plan urbanístico de COVIADE.
El final de COVIADE
Actualmente, gracias a la digitalización de la información, se puede saber algo más sobre las actuaciones realizadas por las personas. Su impronta digital hace posible conocer determinados hechos que ayudan a comprender mejor a los personajes. Algo que en la década de los 50 resultaba muy difícil y más si cabe si dichos hechos ocurrían en otros países. Así, hay una referencia legal sobre un juicio por bancarrota celebrado en 1945 donde aparece el nombre de Lewis Joseph Franklin Nagode. Se trata de un juicio donde se le acusa de un movimiento de fondos monetarios a su esposa cuando la empresa bajo su nombre Pennsylvania Central Co. estaba en bancarrota y L.J.F. Nagode como titular era insolvente.
Queda claro que Nagode fue un oportunista que gracias a sus contactos con autoridades políticas del régimen franquista buscaba realizar un proyecto empresarial con el fin de conseguir ganancias importantes. Se trata de un “pelotazo urbanístico” que a la vez puede generar otro más amplio para seguir creciendo en beneficios. Al desaparecer la opción de realizar el plan de COVIADE para Cullera, la empresa se disuelve de forma similar a un azucarillo en un café. Aparece en el BOE de 1963 la junta general extraordinaria de accionistas de COVIADE con un orden del día muy claro encaminado hacía la disolución de la sociedad.
Ya por ultimo, en 1971 aparece el requerimiento judicial de una deuda de COVIADE de 250.000 pesetas donde se embargan las acciones de la sociedad ante la ausencia de su administrador en paradero desconocido.
El plan de COVIADE no se ejecutará, pero la transformación urbanística motivada por el desarrollo turístico ya se había iniciado en Cullera. Son años donde sin la existencia de un plan de ordenación municipal se realizan construcciones de forma dispersa y sin una ordenación coherente. Todo ello desembocará en la necesidad de realizar una planificación. Así, en 1965 se realiza el primer plan de ordenación urbana de Cullera que será más extremista que el planteado por COVIADE, ya que la nueva realidad turística había explotado y las reticencias de los propietarios agrícolas desaparecen ante las posibilidades urbanísticas. Un plan que entre otras “perlas” plantea la urbanización de toda la montaña de Cullera cediendo el uso de la misma a los promotores sin necesidad de ser dueños de los terrenos. Circunstancia, que ahora en 2024, todavía plantea una fuerte problemática. En otro artículo analizaremos en detalle el plan de ordenación de 1965 ya que se trata de otra historia que incluso “hace bueno” al proyecto presentado por COVIADE.
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