Una de las ventajas del entorno del Cabo de Cullera y en concreto, la isla de los Pensamientos es su protección para el abrigo de las embarcaciones. Dicha ventaja ya debió de ser explotada por iberos, griegos y romanos en el Portum Sucrone. La posición de la isla y la bahía resultante permitía la existencia de un puerto natural para las naves. En una costa ausente de puertos naturales, llamo la atención de forma poderosa cuando la economía del país necesitaba de una actividad comercial ligada al desarrollo marítimo.
Se retomó el proyecto en 1841 por D.Mariano Carsi y D.José Ros. Éste último encargó planos al ingeniero Lucio del Valle presentando los trabajos en el ministerio de gobernación en 1842. En dicho proyecto se abandona la idea del canal que comunica con la capital por la Albufera y se centran en el desarrollo del propio puerto. En el proyecto de Lucio del Valle se destaca la importancia de disponer de un buen puerto en el golfo valenciano siendo “beneficioso para la humanidad. … la estraccion de los ricos y abundantes frutos de la prov. Y de todo el reino de valencia, ni la esportacion de los que en ella hacen falta. Los barcos extranjeros… y exigen que los comerciantes y propietarios del país les pongan sus cargamentos en un puerto seguro como el de Barcelona, para desde allí trasportarlo a America y otros puntos…. Esta ventaja se estenderia a otras provincias del interior, a ,las Castillas,a la corte misma..”
Madoz destaca la cantidad de barcos destrozados en el Golfo de Valencia porque no encuentran auxilio en tan desabrigada costa ¿Cuál es el mejor sitio para este proyecto? .Para Madoz , el islote de los Pensamientos y el boquete de 325 pies distantes con el cabo se pueden cerrar con un pequeño muelle y se obtendrán ventajas de mucha valía: “primera los vientos del E.,NE., y ENE que tan a menudo alborotan el mar, no podrán con esta construcción incomodar en lo más mínimo el recinto que ha de servir de puerto; segunda, se impedirá que las corriente formen otro banco como el del Caballo, situado desde el estremo meridional del la isleta hacia la costa, el cual como compuesto de fango y alga en la parte superior y de arena en la inferior, es fácil hacer desaparecer: y tercera, con solo cerrar el boquete se logra ya la ventaja de tener un espacio perfectamente resguardado, el cual después de practicada la limpia necesaria para proporcionar una profundidad de 20 a 24 pies, serviría para abrigo de 30 ó 40 barcos de 400 toneladas, con lo cual se empezaría a sacar fruto de una obra que tantas ventajas debe proporcionar….. Para conseguir que el puerto tenga mucha mas capacidad y pueda recibir en su recinto gran número de barcos, se hace necesario un muelle a continuación de la isleta, cuya forma, colocación y dirección, respecto de ella, de la corriente litoral de los vientos, es seguramente lo más importante de esta obra, pues en ella estriba el buen resultado del puerto. Deberá tener este muelle unos 2200 pies de long y 60 de lat en su parte superior, siguiendo como una prolongación a la isleta e íntimamente unido a ella, la dirección del SO.; de manera que siendo uno de los vientos mas perjudiciales el SE., se lograra así la mayor capacidad posible resguardada con la longitud del muelle….se lograra un puerto de 392.611 varas cuadrados…. Estarán los buques con la misma seguridad y calma que en una dársena , y como el espacio comprendido entre el puerto y la isla del Moro, la playa y la costa es muy considerable y presenta mucho desahogo. A la punta del muelle se construiría una gran batería para guardar la entrada al puerto, colocando en ella y en el peñón del moro, después de levantado a la altura conveniente las luces del puerto y el faro en la parte más alta del monte donde hoy dia está la torre del cabo. Se debería también hacer un camino desde el muelle a los almacenes y a la v., edificios para aduana y capitán del puerto y otras oficinas..”
Madoz vuelve a la idea del Marqués de la Romana de realizar un canal que conecte el puerto con Valencia mediante la Albufera ya que desconfía que Valencia pueda tener un buen puerto. Por ello, vuelve a destacar el proyecto del Marqués de la Romana diciendo “pero otro proyecto hay más grandioso, de más colosales dimensiones y que no solo afecta de una manera ventajosa al pueblo de Cullera, sino que en el están interesadas las artes, agricultura y comercio de casi toda la provincia, y la navegación misma del Mediterráneo desde los Alfaques hasta el cabo de San Antonio”.
La idea de transformación del medio natural a las necesidades de la actividad humana se encontraba ya asentada en el siglo XVIII. El medio debía servir a la actividad humana, de ahí la idea de transformarlo tanto en la unión del cabo con la isla como incluso realizar un boquete en la montaña para la conexión entre la Albufera y el posible puerto.
Los procesos erosivos que se producían en la montaña con la pérdida de suelo unido a la rompiente del oleaje provocaban la presencia de barras de arena entre el islote y el cabo. De igual forma, los deltas de los barrancos contiguos al islote hacían crecer los bancos de arena. Por todo ello, no es extraño pensar en la existencia de una barra entre la isla y el cabo, en ocasiones sumergida y en otras partes, emergida. El proyecto de gran puerto no fue desarrollado pero las necesidades de contar con un área de refugio a las embarcaciones llevó a modificar el entorno natural en la isla de los Pensamientos. Por lo tanto, la construcción de un dique que conectará la isla fue tarea fácil para poder conseguir un entorno de abrigo para embarcaciones pequeñas. Diversas citas de autores atestiguan cómo la isla fue convertida en península en el siglo XVIII.
En los escritos de Gaspar J. Escolano y el Padre Francisco Diago aparece ya como Punta de los Pensamientos, al haber perdido, durante el s. XVIII y gracias al proyecto del Marqués de la Romana, su condición de isla. Decía A.J. Piles : “La rada de Cullera es una concha de dos millas de abra, comprendida entre la boca del Júcar y la punta de los Pensamientos … La referida punta de los Pensamientos es la extremidad meridional del Cabezo de los Pensamientos, que era hace pocos años una isleta destacada en la extremidad S.O. del Cabo de Cullera, del cual la separaba un freu de 90 m. de ancho y 3 m. de profundidad; pero, unida a él artificialmente, sirvió para formar el puertecillo denominado de Cullera, en el que se abrigaban de todos los vientos los barcos de poco calado, hasta que se cegó completamente con las arenas.”
Es muy interesante la cita de Piles ya que la transformación del medio para puerto ocasiono su propio fin. La construcción del dique frenaba la entrada de agua hacia el puertecillo y, a la vez, actuaba de rompiente de las olas circunstancia que provocaba la presencia de bancos de arenas. Por lo tanto, la acción antrópica sobre el medio no conseguía los fines que se perseguían quedando olvidado el proyecto y la finalidad del propio dique. Únicamente, un trabajo continuo de mantenimiento del dique y el drenaje de los bancos de arena podían evitar los efectos correctores del oleaje. La lección del dique no fue aprendida en el siglo XX cuando se construyó un puerto deportivo en la parte opuesta de la bahía.
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