La fotografía ha servido para narrar todo tipo de situaciones. Hoy hacemos un repaso a esas fotografías antiguas que han servido para retratar excursiones a la playa. Seleccionamos diferentes imágenes tomadas en las costas de Cullera desde inicios del siglo XX, que sirven para reflejar diversas épocas y, sobre todo, la relación del ser humano con la playa.
Los inicios
Las primeras fotografías del siglo XX muestran principalmente escenas relacionadas con la actividad pesquera que se realiza con las embarcaciones de vela latina en la playa de San Antonio.
También encontramos fotografías tomadas en la playa en las décadas de los años 20 y 30 del siglo XX que muestran escenas familiares de paseos en la playa y tímidos baños de sol, donde la relación con el agua se deja únicamente para los niños.
Además, podemos observar que todavía no hay presencia de prendas de baño y que predominan los vestidos ligeros como atuendo playero. También podemos apreciar elementos de nuestro paisaje todavía sin urbanizar.
En esta fotografía aparece una joven en la orilla de la playa de Los Olivos y al fondo, se contempla la punta de la isla de los Pensamientos que conserva todavía el muro de protección del embarcadero.
Los aparatos fotográficos salen de los estudios y acompañan a las personas en sus excursiones. Son artilugios pesados y se trata de una época donde el coste de estos equipos solamente está reservado a las clases más pudientes o a los fotógrafos profesionales.
A lo largo del tiempo, observaremos cómo el Faro y sus acantilados son retratados por los diferentes excursionistas. Así, podemos conocer el edificio del faro y su farola antes de su remodelación. También, apreciar la carretera sin asfaltar que recorre los acantilados y comunica con el Mareny de Sant Llorenç.
Los primeros bañadores
Después de la guerra civil española y la posguerra, la sociedad inicia un tímido despertar. Ya los pesados aparatos de fotografía han evolucionado hacia cámaras más fáciles de utilizar y transportar. Su uso ya no será exclusivo de unos pocos y es por ello, que existen más imágenes que nos permiten contemplar la evolución de la sociedad.
El faro y sus acantilados son un imán para las excusiones de grupos de amigos que se retratan en sus visitas a lo largo del año.
Grupos de amigos que ya utilizan otro tipo de ropajes en verano: más sueltos y ligeros, porque no hay temor al contacto con el sol. Es interesante observar estas imágenes de la carretera del faro donde únicamente aparecen las villas construidas a comienzos del siglo XX.
El cambio fuerte se producirá en España a partir del plan de estabilización económica de 1959. El desarrollo industrial del país y la apertura al exterior propician un gran cambio en nuestro territorio. Son los años del inicio del turismo de sol y playa, donde nuestro paisaje se transformará para no volver a ser como antes.
La irrupción del coche Seat 600, como el vehículo popular de la clase media española, permite a un gran número de personas desplazarse por el territorio. Excursiones para descubrir la costa o para pasar un día festivo en la naturaleza. Es normal ver los coches con su portón frontal delantero levantado mientras se enfría el motor o inmortalizar el vehículo en las fotografías como un elemento más del propio paisaje, además de ejemplo de status económico y modernidad.
Donde en las primeras décadas del siglo XX veíamos a jóvenes cubiertas de ropajes en la playa, ahora vemos grupos de amigos que celebran su baño en el mar. Al fondo, la punta de la isla de los Pensamientos sigue sin dar muestras del cambio urbanístico. que se avecinaba.
Alojamientos como el Hotel Sicania en la playa del Racó, son un gran atractivo para los visitantes turísticos que acuden a la costa de Cullera durante los años 60. Toldos y sombrillas se extienden por la playa donde ya se produce una relación diferente con el medio. Los baños de sol y de mar forman parte de un deseo e interés que va a estar presente en nuestra sociedad a lo largo del tiempo.
Lógicamente, la relación con el medio natural no se limita a las playas y se extiende poco a poco al propio medio marino como entorno recreativo. Embarcaciones sencillas de recreo que sirven para pasar un día en la playa de Los Olivos, donde apreciamos la zona de la Punta Negra únicamente con un chalet existente en su extremo y con el resto del entorno sin urbanizar.
Llegados a este punto, os puede interesar consultar otras publicaciones que disponemos sobre fotografías antiguas en el Faro de Cullera. Os recomendamos nuestro post sobre fotografías antiguas hasta la primera mitad del siglo XX y su continuación con las fotografías antiguas de la segunda mitad del siglo XX.
Apartamentos y vacaciones
En los años 60 del siglo XX, las torres de apartamentos ya comienzan a estar presentes junto a las playas. Son un atractivo para los visitantes y un elemento más de modernidad. En una sociedad industrial y terciaria, la implantación de las vacaciones pagadas para el trabajador supone un cambio profundo. Disfrutar de un periodo vacacional largo hace posible que tanto visitantes extranjeros como nacionales quieran disponer de una segunda residencia para disfrutar de esos momentos.
Se construyen torres de apartamentos junto a las playas y la posibilidad de que la clase media pueda disponer de este tipo de hábitat es señal de status y modernidad. Nos encontraremos ahora con imágenes que muestran a las personas visitando los apartamentos, mostrando sus características o posando delante de ellos ya que se traslada una imagen más dinámica que frente a paisajes naturales.
En esta imagen se puede ver el edificio L’Illa en la playa de Los Olivos con su bar en su parte inferior. Hay elementos que actualmente se mantienen como es el propio edificio, la villa o el bar, actualmente conocido como Gallegos’s Beach.
Ya será normal visualizar estampas fotográficas de bañadores y bikinis en las playas de Cullera pero, hay otro elemento arquitectónico y paisajístico que ejerce un atractivo en los visitantes. Es el castillo de Cullera.
Su mirador y las vistas desde el propio castillo sirven como escenario para retratar la época Yé-yé con su pelo cardado y las faldas de tubo.
Posar delante de las playas con sus apartamentos en construcción o desde la terraza que contempla las vistas sobre la bahía son otros ejemplos de esa modernidad de mediados de los años 60. Una sociedad muy urbana que conquista el medio natural de las playas como segunda vivienda para sus períodos de descanso frente a las limitaciones y carestías que tenían las zonas rurales y la imposibilidad de acceder a estas ventajas.
Y las playas se llenan de color
A finales de los 60, el acceso a la producción de fotografías en color se populariza. Las cámaras fotográficas siguen evolucionando en su calidad y posibilidades de manejo para cualquier persona. Todo ello hace que abunde la creación de imágenes que muestran nuestro territorio e incluso, con composiciones artísticas para retratar a los diferentes miembros de la familia. Sigue siendo el Faro un elemento constructivo que ejerce como un poderoso imán para la atracción de visitantes que quieren inmortalizar su presencia junto a él.
La normalización de la fotografía y su producción industrial permite generar un soporte que tendrá un gran atractivo entre los visitantes. Se trata de las postales turísticas, las cuales permitían mostrar una imagen del lugar y constituían un soporte sencillo para ser enviado vía postal. Desde mediados de los años 60 y hasta finales de los años 90 será un formato en papel que permite comunicarse por medio de una fotografía. Su muerte llegará cuando los teléfonos móviles permiten una comunicación al instante con cualquier lugar y hacen posible a la vez, transmitir texto e imagen.
Por eso, nos encontramos postales turísticas que muestran las playas donde ya hay abundancia de personas con sombrillas, tumbonas, mesas y todo lo necesario para pasar el día en este medio.
Hacia mediados de los años 80 del siglo XX ya se nos muestra otro tipo de relación con el medio. Se mantiene la “modernidad” de los edificios de apartamentos con mujeres en top-less y tanga como atuendo para disfrutar de la playa. Actitudes amorosas entre parejas y una aceptación de la desnudez aparece presente en alguna postal turística.
Son las imágenes un buen botón de muestra para ver cuál ha sido nuestra relación con el medio natural, y en este caso con las playas y costas. Son un retrato de lo que somos y al mismo tiempo reflejan nuestra evolución social. Sirvan estas imágenes del entorno de Cullera para ampliar la información sobre nuestra transformación social durante otras épocas donde no existían los medios digitales que tenemos en la actualidad.
Esta publicación se ha realizado gracias a nuestros Mecenas.
- Mecenas Dragut: Esther, Gustavo Aranda
- Mecenas Penyeta: Marie Enkirch
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