Tomamos como titulo la publicación de Francesc Giner i Pereperes sobre la toponimia litoral y marítima de Cullera, una obra muy interesante para conocer la evolución del territorio.

Cuando el medio natural se conserva  sin sufrir muchas alteraciones, la toponimia permanece en el tiempo. En el caso del cabo de Cullera, la fuerte presencia antropica sobre el medio ha supuesto una adaptación de la toponimia a los nuevos tiempos. La construcción de urbanizaciones  con un gran numero de habitantes otorga nuevos nombres a los espacios.  Hay espacios que han conservado la toponimia es el caso de la isla de los Pensamientos y Cap Blanc. La desaparición de alguno de los elementos del paisaje provocan su olvido. La torre del Cap es el olvido más notorio. También, queda perdido el barranc de les Barraques ya que dicho entorno se encuentra totalmente transformado. Al ser eliminada la punta del Mig no hay ninguna referencia sobre ella. Todo su entorno se ha englobado en el conjunto de la playa de los Olivos. Un antiguo merendero ha servido para adoptar un nuevo nombre al entorno. Atrás queda el recuerdo de la playa de l’illa.

Punta Negra se conserva como una referencia en el paisaje. La prominencia del cabo y la adaptación de la carretera a su orografía ha supuesto su permanencia. Aunque en su caso la construcción de un espigón y su posterior demolición ha supuesto la perdida de su antigua finalidad: una punta sobre el mar que separaba dos calas.

En ocasiones se produce una simbiosis entre la nueva construcción y la toponimia antigua. Hay edificios que han adoptado el nombre de antiguas referencias. Es el caso del Pedregal, Cala Blanca, La Farola o La Rada.

La construcción de nuevos espacios como plazas y calles crean nuevos nombres que sirven de referencia para los habitantes. La plaza de Faromar adopta el nombre de la urbanización generada en ese espacio.

Es de agradecer que se conserve en el callejero referencias relacionadas con la toponimia y la historia del entorno. El paseo de la Farola es uno de ellos. También se agradecen referencias como el caso de la calle Marques de la Romana para el istmo que une la isla de los Pensamientos con el  cabo de Cullera.