Evolución paisajista del Faro de Cullera

 

El desarrollo urbanístico ligado a las actividades turísticas de segunda residencia tiene un impacto muy fuerte sobre el paisaje. Anteriormente la presión de la población sobre un espacio reducido ya había provocado cambios significativos sobre el medio. Pero, las trazas del paisaje se mantenían. La edificación turística y la urbanización ligada a ella, ha sido capaz de crear un espacio tan antropizado donde no es posible encontrar sus trazas naturales como paisaje.

Los inicios del desarrollo de la vivienda turística tenemos que remontarlo a principios de 1920. Poco a poco, la zona del entorno del caserío del faro de Cullera en las cercanías a la Torre del Cabo se construyen viviendas de una planta al borde de la carretera siguiendo un modelo tradicional.

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A lo largo de la década de los 40 y 50, se extiende la construcción de villas separadas con parcela de distintas dimensiones. Algunas de ellas se construyen en el dique que une la isla y la montaña. Su proximidad al mar y el paisaje de la zona provocan que sea un lugar de interés para el desarrollo de viviendas turísticas de baja densidad. Una zona de acampada en la playa de los Olivos demuestra el interés en la zona para el desarrollo de la incipiente industria turística.

Pero un cambio importante se produce a partir de 1958 con la construcción de los primeros bloques de edificaciones. Dichos bloques no superan las 6 alturas ocupando los espacios de  primera línea de playa.

A partir de finales de 1968, se produce otro cambio significativo cuando se permite la construcción de la urbanización de la isla de los Pensamientos. A la descrita pérdida de un yacimiento arqueológico importante se une la construcción de 3 bloques de edificios  de 20 alturas que rompen definitivamente el espacio paisajístico de la isla.

 

El espacio se sigue urbanizando en la década de los 70 del siglo XX y en menor medida en la década de los 80. A partir de 1997, se produce otro cambio significativo con la urbanización del entorno del Volcán. La construcción de viviendas turísticas ya se había iniciado en la década de los 70 con la urbanización del entorno mediante  carreteras así como unas viviendas adosadas en la cima del Volcán.

Dicha urbanización queda paralizada por la crisis económica de 1976. Con el boom urbanístico desarrollado en España y la Comunidad Valenciana a partir de 1997, el entramado de calles urbanizadas en un monte sin edificar con vistas formidables sobre el mar Mediterráneo constituía un bocado muy apetecible. Se produce en dicho momento un desarrollo de viviendas unifamiliares e independientes en toda la falda del volcán convirtiendo a la montaña en un bloque continuo de viviendas.

 


Comentarios

Una respuesta a «Evolución paisajista del Faro de Cullera»

  1. Marga

    Muy interesante. Me gustaría leer más sobre estos temas.

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