Si hay un hecho diferencial del paisaje de Cullera es la presencia de su montaña. Su proximidad al mar, su forma y su ubicación destacada en la gran llanura aluvial de Valencia son factores suficientes para señalar su importancia. A todo ello, hay que unir la impronta humana que a lo largo de los siglos ha dejado restos de su presencia y valor en el territorio. Actualmente, la Muntanya de Cullera se presenta como un medio natural diferente al llano litoral y que abre posibilidades de tener un contacto distinto con la naturaleza y el aire libre.
Si has llegado a este post y te preguntas qué se puede ver en la Muntanya de Cullera, te hacemos una serie de recomendaciones de forma rápida. Se puede visitar el Castillo y acceder al museo de historia y arqueología, recorrer la montaña por la senda de la Lloma, o por alguna de sus variantes, caminar por la ruta de la ermita de Santa Marta, practicar bicicleta, ver una etapa ciclista o conocer la existencia del yacimiento del Volcán.
La montaña de Cullera, perteneciente al sistema Ibérico, es considerada como la última estribación al sur de dicho sistema y la más próxima al mar Mediterráneo. Esta rara avis implica que la montaña sea el único referente geográfico que provoca acantilados marinos en todo el golfo de Valencia, siendo el único elemento montañoso entre el sur marcado por el Montgó y el norte por el Desert de les Palmes.
Toponimia
Si hablamos de la toponimia de la montaña de Cullera apreciamos referencias confusas. Se ha utilizado Muntanya de les Rabosses (Sierra de las Zorras), Muntanya d’Or (Montaña de Oro), Muntanya de Cullera,… Actualmente, la toponimia establece que la denominación es Muntanya de Cullera. El estudio de toponimia litoral y marítima realizado por Francesc Giner i Perezpérez indica que los términos de Rabosses y Or son muy modernos y retrocede para tomar en valor la denominación de Muntanya de Cullera. Dicho término es el adoptado actualmente por el Institut Cartogràfic Valencià.
“La línea media del escarpado monte de las Zorras afecta la forma de arco, cuyos extremos son Cullera al Mediodía y el Cabo Blanco al N.E., siendo su longitud 4.830 m., y su elevación en el paraje más encumbrado, la altura de las Planicies, 233 pies sobre el nivel del mar”.
Andrés Piles Ibars: “Historia de Cullera” – Sueca, 1893
Geomorfología
Desde el punto de vista geomorfológico, la montaña de Cullera es un afloramiento monoclinal calcáreo con algunos de sus estratos con fuertes inclinaciones y otros prácticamente horizontales. La montaña de Cullera es un ejemplo de carstificación que se aprecia en las cuevas, abrigos y urgencias que presenta el roquedo.
Las laderas de la montaña son suaves y disponen de una red de drenaje muy abarrancada y con una dirección clara hacía la zona del litoral. Los materiales de la montaña son cuaternarios predominando el material arcilloso de tono rojizo (terra rossa) junto a la propia de la fragmentación de la roca caliza.
Flora y Fauna
La vegetación de la montaña de Cullera es la propia de un clima mediterráneo. De forma general, la vegetación es reducida y escasa. La presencia humana en el entorno y los procesos erosivos han provocado un tradicional retroceso vegetativo. Sí que es cierto que hay un crecimiento en estos últimos años como producto del cese de actividades antrópicas sobre el medio, tipo ganadería y explotación forestal.
Hay ejemplares de pino carrasco, siendo frondosa su presencia en las laderas de los barrancos, sobre todo en la zona de Santa Marta. Junto a las zonas de pinares, nos encontramos los arbustos y matorrales mediterráneos (lentisco, olivo, coscoja, murta, palmito y romero).
Y si hablamos de fauna, también la tenemos que ceñir a las características del ecosistema mediterráneo en un espacio con una fuerte presión antrópica. La toponimia de Muntanya de les Rabosses bien nos recuerda a otras épocas donde debía abundar la presencia de zorros, junto con conejos, en este terreno.
Actualmente hay que destacar que por la proximidad al entorno de l’Albufera y la Bassa de Sant Llorenç y al ser un lugar de paso de los movimientos migratorios, la Montaña de Cullera es un buen enclave para la observación de aves marinas. Así, se puede contemplar la Pardela Balear, Pagalos, Alcatraz atlántico, Álcidos, Charranes y Gaviotas.
Evolución histórica
La ubicación de la Muntanya de Cullera ha propiciado un poblamiento histórico. Su localización y características hacen que sea un escenario estratégico ideal. Es un hito montañoso que tiene un dominio preferente sobre la llanura aluvial del Xúquer y l’Albufera. Además, su límite con el mar Mediterráneo propicia que sea una confluencia entre estos dos entornos. Estas características permitían que el ser humano valorase este espacio para tener un poblamiento. Esa es una de las razones para encontrar yacimientos del paleolítico superior en el entorno de la Muntanya.
La cercanía a la desembocadura del Xúquer con las posibilidades de navegación del río para acceder hacia el interior, junto a la ventaja de fondeadero de la bahía como abrigo para naves, ha propiciado un espacio adecuado para la presentación de diferentes civilizaciones. Así lo atestiguan los restos arqueológicos sobre la presencia ibérica o romana. Otra de las épocas de expansión fueron los tiempos de la Quláyra árabe con su impresionante castillo y su doble alcazaba del siglo X.
La importancia de la Muntanya ha continuado en el tiempo con el fortín del Alt del Fort provocado por las guerras Carlistas. Conforme los tiempos pasan y los hechos históricos acontecen, se producen nuevas improntas. Es el caso de la Guerra Civil que provoca la desaparición de la torre de vigía para ubicar una batería de defensa de costa. Los nuevos cambios ocasionados por el desarrollo turístico han dejado nuevas huellas en la Muntanya. Carreteras y edificaciones se suceden por buena parte de la misma debido al valor paisajístico que tiene una construcción con vistas hacía el mar Mediterráneo o toda la llanura de l’Albufera.
En definitiva, la Muntanya de Cullera es una referencia importante del litoral valenciano. Desde la propia ciudad de Valencia o desde el cabo de San Antonio destaca como un hito geográfico que resalta de forma notable en nuestro paisaje y que ofrece un abanico de posibilidades amplias a cualquier tipo de visitante.
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