Evolución histórica del Faro de Cullera

Retrocediendo en el tiempo podemos pensar en la presencia llamativa de la montaña de Cullera sobre un entorno en proceso de formación por la llanura aluvial del Turia y Xúquer. Una montaña arbolada junto al mar era un territorio adecuado para el poblamiento desde la prehistoria.

El entorno

Una montaña aislada, desde cuya cumbre se pueden divisar decenas de kilómetros hacia el interior, la línea de la costa, al N y al S de la desembocadura del Xúquer, y una amplia panorámica del mar Mediterráneo;  La desembocadura de un gran río, que dota al lugar de agua dulce en abundancia, de terrenos fértiles, y de una vía de comunicación hacia el interior;  Una combinación de costas, parte rocosa y parte arenosa, que favorecieron su utilización como puerto natural.  Por todo ello, no extraña que tengamos testimonios de una presencia humana continua en el tiempo.

En enero de 1968 se comunico al S.I.P. de la Diputación Provincial de Valencia que una de las carreteras que se estaban construyendo en la Montaña, por la “Empresa Urbanizadora de Cullera, S.A.”, estaba llegando cerca de la cueva del Volcán, hecho que ponía en peligro su existencia. La misma empresa que realizaba las obras aportó los fondos necesarios para que las excavaciones se llevaran a cabo y el 1 de julio de 1968 comenzaron.

La cueva del Volcán

La cueva del Volcán del Faro de Cullera, lugar conocido también como L`hort de Cortes. Situado a una altura de 122 m. sobre el nivel del mar, presenta una gigantesca cavidad, con apariencia de cráter, en cuyas paredes laterales quedaron al descubierto varias oquedades y un gran abrigo en la parte Oeste. Algunas de estas cuevas y simas habían sido exploradas por un grupo espeleológico de la Diputación de Valencia, quienes habían encontrado restos procedentes del eneolítico.

En el Volcán del Faro de Cullera hay restos del paleolítico del periodo magdalenense[1], según atestiguan las  excavaciones realizadas por el SIP de la Diputación de Valencia desde 1965. En dicho yacimiento se han encontrado restos de animales domésticos como la cabra y la oveja, así como diferentes tipos de conchas.  Todo ello ya nos indica la presencia de una comunidad humana con una presencia antrópica sobre el medio. La explotación ganadera del entorno ya suponía una presión sobre un territorio frágil  de extensión muy reducida.

Las posibilidades marítimas del entorno en la navegación por cabotaje por el golfo de Valencia le otorgan un valor estratégico y comercial. Por lo tanto, no es extraño que sea un referente para la presencia de íberos, griegos y romanos.

Portum Sucrone

Una gran mayoría de los historiadores[2] que opinaron sobre el posible emplazamiento de la ciudad de Sicana/Sicania no dudaron en situarla junto al río Sicano, en el que reconocen al que posteriormente fue  llamado Sucro por las fuentes romanas, el mismo que actualmente es conocido con el nombre de Júcar.  Por lo tanto, en la montaña de Cullera existió un emplazamiento de una ciudad llamada Sicana/Sicania. El monte proporcionaba recursos forestales y alimenticios junto a la proximidad del mar y la comunicación con otras colonias costeras. Relacionado con la ciudad de Sicania, se encontraba el Portum Sucrone.

En 1955 y 1957 se llevaron a cabo dos primeras campañas, subvencionadas por la Fundación Bryant de los EEUU mientras que la tercera y última tuvo lugar en mayo de 1966 con el apoyo económico del M.I. Ayuntamiento de Cullera, quien, tras vender los terrenos de la Isla de los Pensamientos a una empresa constructora y con anterioridad a que dicha empresa iniciara en el lugar la construcción de varios edificios, subvencionó al S.I.P. para la realización de una excavación arqueológica. Una excavación que permitió encontrar restos de vasijas, ánforas, monedas y presencia de edificaciones que atestiguan una huella constante a lo largo del período tardorromano[3]. Uno de los restos más importantes encontrados en el yacimiento se trata de una Trulla o cazo de Jupiter[4]. La pieza fue hallada, en una anterior excavación,  en 1856 y está formada por una silueta bajo imperial de plata con incrustaciones de oro que se conserva en el Petit Palais de Paris.

Te  recomiendo leer otros post con la evolución histórica de distintas zonas del Faro: la isla de los Pensamientos,  Dragut y la Torre del Cabo y  el proyecto del Marques de la Romana.

Notas

[1] Simón García, J.L.,La metalurgia prehistórica valenciana. Servicio de Investigación Prehistórica, Diputación Provincial de Valencia, 1998 – 416 páginas

[2] Las Ciudades de “Sicana” y “Sucro”: su localización a partir de las fuentes memoria. Tesis Doctoral de María Luisa Chofre Navarrete. Madrid, 2002

[3] La romanización en tierras valencianas: una historia documental. Juan José Seguí Marco,Luis Sánchez González. PUV. 2005.

[4] Trulla/cazo de Júpiter hallado en el Faro de Cullera. Inscripcions Romanes del Pais Valencià. Josep Corell, Xavier Gómez i Font.

[5]Las dos primeras referencias escritas que tenemos de LIlla dels Pensaments, en el Faro de Cullera, son ámbas de comienzos del s. XVII y pertenecen a dos importantísimos historiadores valencianos, Gaspar J. Escolano y el Padre Francisco Diago. Tradicionalmente se considera a D. Felipe Mateu y Llopis como el descubridor del yacimiento de LIlla, pero en realidad, casi dos siglos antes, D. Gregorio Mayans y Ciscar, la gran figura de la Ilustración valenciana, destacaba ya el gran valor arqueológico del lugar, donde, según su opinión, se ubicaba a la antigua ciudad de  Sicana.También  Nicolau Primitiu Gómez .Pero, sin lugar a dudas, el artículo de Mateu y Llopis fue decisivo ya que, algunos años más tarde, D. Domingo Fletcher Vallsanunciaba desde distintas publicaciones el inminente comienzo de las excavaciones en el importante yacimiento de L`Illa.


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